No digas noche. Amos Oz

jueves, 10 de marzo de 2011


Teo y Noa, viven el Tel Keidar, una ciudad que poco a poco le ha ganado terreno al desierto. Son una pareja especial, que vive al margen de convencionalismos (se llevan quince años de diferencia, y han elegido la convivencia sin pasar por el matrimonio).

Noa es una mujer sensible, e impetuosa, que vive volcada en su trabajo de profesora de literatura. En el momento en que la conocemos, un alumno suyo ha fallecido por culpa de las drogas, y ella se embarca en el proyecto de construir en la ciudad una residencia para la rehabilitación de drogodependientes. Esta labor, consume su tiempo libre, pero con terquedad, ella se empeña en realizarla sola, sin ayuda de Teo, con el fin de demostrar su propia autonomía. En su fuero interno, sin embargo, percibe que él es la persona indicada para llevarlo a cabo.

Teo, reposado y práctico, es un hombre de complexión robusta, con un amplio historial laboral a sus espaldas que abarca desde trabajar para el gobierno, hasta para el ejército israelí. Decidido a dejarlo todo tras su viaje a Latinoamerica (para realizar proyectos de viviendas), conoció a Noa, y eligió seguirla hasta Tel Keidar. Es el cobijo estable, el refugio protector de Noa, pero ésta a veces, le rechaza porque quiere hacer valer su independencia y libertad, aunque le necesite.
“Desde el principio supo que yo era demasiado pequeña para sacar adelante esta iniciativa…Se mantiene al margen, y de momento, intenta no entrometerse, por puro tacto. Así se comporta un adulto, dejando que el infante escale según su voluntad, aunque, sin que el niño se dé cuenta, se ubica en el pinto preciso con los brazos extendidos, cerca de las caderas del niño, por detrás, para poder cogerlo si llega a caerse.”

Viven un amor tranquilo, aderezado por los personajes que giran a su alrededor: un chistoso maduro con ínfulas de galán, la alcaldesa de mano firme y decidida, el zapatero que perdió a su mujer y a su hijo en un atentado, el autor de la columna “la voz que clama en el desierto” del periódico local, los inmigrantes rusos a quien Teo presta su ayuda, y la estudiante que pasa con Noa cada vez más tiempo antes de su ingreso en el ejército, y con la que en ocasiones habla del amor.
“Nadie sabe nada acerca de los demás. Y menos que nada cuando se trata de amor. el amor, según su opinión, era realmente un estado destructivo. Dos extraños que de pronto se ven, no es que se vean, se huelen, y en un abrir y cerrar de ojos quedan más unidos que una hermana y un hermano…Y muchas veces se trata de dos que no son amigos ni conocidos ni compañeros, sólo están enganchados el uno al otro aunque el mundo se derrumbe a su alrededor…Quizás deberían inventar, también para estos casos, alguna terapia de desintoxicación.”
Esta es una novela de corte intimista, para disfrutarla poco a poco. Tiene un tempo lento, podría ser un adagio, que permite disfrutar de la cotidianeidad de cada momento.
Tiene unas descripciones del lugar exquisitas, al igual que las de los personajes:
“Es un hombre bronceado y alto, de setenta años, largo y flaco, un poco encorvado; su imagen recuerda a una especie de camello decorativo, de hierro y rafia, mal proporcionado; tiene las piernas largas, fibrosas y muy bronceadas, va siempre con unos pantalones cortos de color caqui, muy rozados y unas chanclas con la suela desgastada. Da la impresión de tener las piernas unidas directamente al pecho.”
Oz nos deja vivir en primera persona, las mismas acciones del día a día desde los distintos prismas de Teo y Noa. Podemos percibir la vida de una pareja a través de sus propios sentidos. Intenta que lo veamos tan de cerca, que la narración se realiza en primera persona por ambos protagonistas.
Otra característica que ha llamado mi atención es la ausencia de diálogos estructurados. El autor los integra, sin guiones, a la narración, sin que esta pierda un ápice de belleza. Y nos deja a lo largo de la novela momentos tan deliciosos como este:
“Ahora, en medio de un silencio total, es como si todo se hubiera detenido; hasta los planetas parecen haber dejado de moverse por cansancio. Y da la impresión de que siempre será noche. Que todas las estrellas son tragaluces minúsculos en el selo del piso de arriba, estalactitas que brillan con las llamas que arden al otro lado del firmamento. Si se levanta el telón, la tierra se inundará de esplendor y todo se aclarará. O arderá.”
Música: Mahler

2 comentarios :

  1. Tengo muchísimas ganas de leer a este autor, es uno de mis eternos pendientes. ¿Crees que este será adecuado para conocerle? me gustan las novelas intimistas...

    ResponderEliminar
  2. Isi, es la primera obra que leo de este autor, así que no puedo compararla con otras, pero desde luego te la recomiendo si lo que te gusta son las novelas intimistas.
    Besos

    ResponderEliminar