Nos vemos alla arriba de Pierre Lemaitre

miércoles, 13 de agosto de 2014



En noviembre de 1918, tan sólo unos días antes del armisticio, el teniente d’Aulnay-Pradelle ordena una absurda ofensiva que culminará con los soldados Albert Maillard y Édouard Péricourt gravemente heridos, en un confuso y dramático incidente que ligará sus destinos inexorablemente. Édouard, de familia adinerada y con un talento excepcional para el dibujo, ha sufrido una horrible mutilación y se niega a reencontrarse con su padre  y su hermana. Albert, de origen humilde y carácter pusilánime, concilia el sueño abrazado a una cabeza de caballo de cartón y está dispuesto a lo indecible con tal de compensar a Édouard, a quien debe la vida. Y Pradelle, aristócrata venido a menos, cínico y mujeriego, está obsesionado con recuperar su estatus social. De regreso en París, los tres excombatientes se rebelarán contra una realidad que los condena a la miseria y al olvido. Así, Édouard pergeña una ingeniosísima estafa con el fin de vengarse de su progenitor, que siempre lo repudió por su sensibilidad y sus habilidades artísticas. De paso quiere ayudar al fiel Albert, cuyo prurito es huir a las antípodas para olvidar a Cécile, su amor perdido. Aunque tal vez el más ambicioso sea Pradelle, que sacudirá la conciencia de Francia entera mediante una monumental operación delictiva concebida para amasar una rápida fortuna. Los escollos son considerables, pero la voluntad de los tres parece infinita.


No es que el militar sea uno de mis temas favoritos, como tampoco lo es la guerra, pero esta recomendación por el entusiasmo que le puso M. no cayó en saco roto, ¡y no sabéis cómo me alegro! La novela viene avalada por el último Goncourt, lo que ya de por sí le otorga al libro unos apellidos de cierta calidad literaria, pero además, el tema está de rabiosa actualidad puesto que la trama gira en torno al final de la Primera Guerra Mundial y la época de posguerra posterior.


Pierre Lemaitre (Paris, 1951) escritor y guionista, se ha dedicado a la enseñanza literaria y a la  psicología. Ha tratado el género policíaco en varias de sus novelas y ha obtenido varios premios a lo largo de su carrera como el Cognac con Travail soigné (2006), o el CWA Internacional Dagger por Alex en 2013. En el mismo año, además, ganó el Goncourt de novela por Nos vemos allá arriba, una novela ambientada en la Primera Guerra Mundial.



En mi opinión esta novela tiene varios puntos muy positivos, que la hacen merecedora de ser uno de los libros más leídos de este año. Los hilos argumentales de la novela son interesantes, con fundamento y carácter cada uno de ellos. La línea principal del libro es la relación amistoso-dependiente de Édouard y Albert  tan rica en sus dualismos como sorprendente y tierna. Ambos personajes están tan ricamente descritos, son tan verosímiles y el ambiente de la posguerra tan duro y salvaje (y ellos están tan desvalidos) que empatizamos sin darnos cuenta, perdonándoles cualquier treta que se les ocurra para poder salir adelante. Es curioso cómo Lemaitre nos describe a cada uno de ellos; a uno de la manera clásica, mediante sus acciones, pero Albert lo presenta de forma diferente pues conoceremos los matices que le otorgan corporeidad gracias a un recurso indirecto, gracias a los pensamientos de la madre del personaje con respecto a su hijo. Así —como lo pincela ella— es como, el calado psicológico del hombre, su forma de ser.
Y si Albert y Édouard son los personajes buenos, ahí está también el antagonista. El malo de manual, porque es un malo malísimo, es el teniente Pradelle: un hombre miserable, egoísta, arrogante, repugnante en sus actos aunque con una fachada pulcra y elegante, que le allana el camino para conseguir sus objetivos sean estos cuales sean sin importarle el precio (material o humano) que haya que pagar por ello. Y junto a un personaje así, se alinean figuras de poder corruptas —como en la vida real—; marionetas que se mueven según sus antojos, aunque alguno le sorprenderá por el camino.
Punto aparte merece el personaje de Merlín, y su historia, que aunque aparece hacia la mitad de la novela, es el que más nos llega por sorprendente, por consecuente, y por lo inesperado de sus acciones. Es una figura con la que el lector se sentirá en deuda ya que —gracias a los ardides del autor— se le prejuzga erróneamente desde un primer momento. Es, os lo digo desde ahora, uno de los personajes imprescindibles; de esos que se quedan prendidos en la retina, en la mente, acaso un poquito en el corazón.
Pero la grandeza de esta novela no reside tan sólo en la extraordinaria construcción de sus personajes, sino que cuenta además con un estilo ágil y sobre todo muy visual además de sensitivo. Y es que gracias a las palabras de Lemaitre podemos sentir cuanto nos narra el escritor porque nuestros cinco sentidos están metidos de lleno en la narración; olemos la pólvora, vemos el campo de batalla, recorremos con nuestros dedos las cicatrices que ha dejado la guerra, saboreamos la amargura y el fracaso humano de la contienda y escuchamos el sufrimiento de las familias, de los habitantes de un mundo lleno de heridas.
Destaco por impresionantes dos escenas: una al comienzo de la novela, el momento en el que Albert está a punto de morir (realmente es un momento tan angustioso que impresiona) y el pasaje en que Merlín se cruza con un perro en uno de los cementerios que visita. Pura delicia narrativa.
Intensa, dura, adictiva, crítica y social, angustiosa en ocasiones, cruel en otras,...estamos ante una novela redonda, donde Lemaitre no deja un hilo suelto y remata cada una de las situaciones que ha ido creando a lo largo del libro con soltura y para mi gusto cierta generosidad (yo esperaba un giro más dramático en la vida de algunos personajes). Muy recomendable.
¿Os animáis? Feliz día.

4 comentarios :

  1. Me había fijado en ella pero no lo tenía claro por lo que preferí a ir leyendo opiniones y teniendo en cuenta la tuya me tendré que hacer con ella
    Besos

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    1. Creo que es una buena opción Tatty, y que no te defraudará.
      Besotes

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  2. Aunque en principio no me llamó la atención luego los comentarios que voy viendo me están haciendo cambiar de opinión. La verdad es que la editorial Slamandra suele seleccionar bien las historias que cuentan sus libros y no suelen defraudarme.

    Besos!

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    1. Su lectura ha sido una agradable sorpresa (a pesar de que la tildan de oportunista), e incluso me ha llevado a leer otro título del autor: Alex. Pero sin duda, me quedo con "Nos vemos...". Espero que te animes y te deje un buen sabor de boca.
      Besos mil.

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