6 Tácticas secretas para convertir tu novela en un page-turner.

jueves, 13 de octubre de 2016





Todos soñamos con escribir un libro o un relato extraordinario. Unos anhelan que sea un referente literario, otros que sea un fenómeno superventas, y la gran mayoría aspiramos a conseguir la que se ha convertido en una de mis máximas ambiciones: crear un irresistible lazo de “atracción fatal” entre nuestra novela y el lector.

¿Imagináis a vuestros lectores mordiéndose los labios a las tres de la mañana, con esa sensación de inquietud en el estómago devorando las páginas de vuestro libro sin poder dejarlo en la mesilla aunque sepa a ciencia cierta que apenas le quedan cinco horas de sueño? Yo sí, lo confieso.

Todos perseguimos en mayor o menor medida esta imagen (signo inequívoco de que nuestra novela o relato “engancha” al lector), pero ¿cómo puedes conseguirlo? Sigue leyendo y te lo cuento al oído.

Después de muchas lecturas y análisis, he podido recabar varios recursos que se repiten en novelas que he leído casi de una sentada. Y he descubierto una valiosa información que comparto contigo para que también tu historia se convierta en un auténtico fenómeno page- turner, así que ¿preparado? ¡Adelante!






El punto de inflexión en el que el lector suele poner la meta de lectura es el capítulo, así que lo tomaremos como referencia para aplicar las seis tácticas que te descubro a continuación.

1. Concluir el capítulo/escena con algo inesperado o con una gran revelación. ¿Recuerdas el último libro que has leído de manera compulsiva? ¿Lo tienes a mano? Recupéralo y comprueba el final de sus capítulos. Estoy convencida de que en más de uno vas a encontrar este recurso. La idea es crear un interrogante y una sorpresa en el lector. Algo que le genere una comezón inquietante acerca de por qué ha sucedido un hecho o qué pinta allí ese objeto o personaje con el fin de que continúe leyendo para descubrirlo.


2. Dotar al capítulo de un arco dramático propio. Es necesario pensar bien qué capítulos vamos a incluir y qué relación tienen con la narración porque no hay nada más aburrido que una escena o un capítulo plano, en el que no pasa nada que “empuje” tu historia hacia adelante, o en el que se presenten datos y personajes totalmente irrelevantes para el desarrollo del relato o la novela. Y por supuesto, tampoco es aconsejable mantener el mismo ritmo para todo el capítulo. Lo ideal es que la escena o capítulo comience y termine en dos lugares completamente distintos: con dos emociones diferentes al inicio y final y dos niveles diferentes de ritmo y tensión en la misma.



3. Utiliza un Cliffhanger: Este recurso es un artificio narrativo que supone crear intriga al dejar el capítulo inconcluso en el momento más álgido. ¿Cómo podemos conseguirlo? Por ejemplo moviendo el límite de transición clásico de la línea de tiempo: es decir, finalizar el capítulo en mitad de una acción para concluir el suceso en el capítulo siguiente. Por regla general, la manera tradicional de concluir un capítulo suele ser rematarlo con la finalización de una acción. Pero si al acabar el capítulo lo que estaba sucediendo queda inconcluso, el lector siente la acuciante necesidad de conocer el resultado de esa acción. Y continúa leyendo. Así que proporciona a algunos de tus capítulos un “continuará”, y verás qué cambio.


4. Utiliza el Zeigarnik. Este es un recurso del que ya nos habló Gabriella, y que consiste en revelar parte de información y a su vez sugerir una pregunta (que nunca, nunca responderemos hasta que hayan pasado unos cuantos capítulos). Puede ser una pregunta concreta o quizá metafórica (¿cómo va a salir el protagonista de esta situación? ¿qué ha visto el personaje para que actúe así? ¿Por qué se ha desmayado/ha gritado/ha huído?). También puedes sembrar pequeños problemas que se irán resolviendo poco a poco durante el desarrollo de tu historia. En cualquier caso, esto supone dejar al lector sumido en un mar de dudas , y para conocer las respuestas se preguntará qué va a suceder a continuación o elaborará hipótesis. Y ¿adivinas? Si. Continuará leyendo.


5. Pon a tu protagonista en la peor situación que se te ocurra. Cómo somos. Nos encanta ver a los personajes en las peores circunstancias imaginables, ver cómo se desenvuelven y cómo (con mayor o menor fortuna) salen de ellas. ¿Porqué? Parece que esta necesidad cuasi – psicopática tiene que ver con nuestro cerebro y la capacidad de aprendizaje de respuestas ante nuevos estímulos imaginados, pero bueno, eso da para otro artículo. Lo que ahora nos interesa es poner a nuestros personajes contra las cuerdas, entre la espada y la pared, en un callejón sin salida. Ante este hecho el lector quiere saber qué va a pasar y….¡continúa leyendo!


6. Utiliza el reloj a tu favor. Aplica la presión del tiempo y pon a tu personaje en una agobiante cuenta atrás como por ejemplo que sólo tenga unas horas para pagar un rescate o para neutralizar una bomba o unos días para salvar al planeta de un desastre de dimensiones hercúleas…¿Cuántos argumentos cuentan con alguna de estas premisas? Este es un método seguro para que el lector se muerda las uñas de angustia y quiera devorar tus páginas.



¿Qué te parecen estos recursos? ¿Los conocías? ¿Cuál te parece más fácil o difícil de aplicar? Puedes contármelo en los comentarios. Pero antes de que te vayas, quiero comentarte un pequeño detalle.

Estas tácticas son muy interesantes y te aseguran (si se utilizan correctamente) crear la emoción necesaria en tu lector para que continúe pasando páginas sin cesar pero ¡ojo!, si abusas de ellas únicamente conseguirás el efecto contrario al extenuar su mente. Así que, como todo en esta vida, te recomiendo que las uses con cabeza y con mesura.


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